The desired effect es el segundo álbum en solitario del cantante solista de la famosa banda The Killers: Brandon Flowers. El proyecto salió a la luz entre el 15 y 19 de mayo a nivel mundial y cuenta con la producción de Ariel Rechtshaid (Vampire Weekend, Madonna, Beyonce, Usher...) junto con el mismo cantante, quien ha buscado involucrarse de lleno en este trabajo. Dicho trabajo ha dado muy buenos resultados en el Reino Unido (más de 30.000 copias vendidas en la primera semana), aunque el baremo global ha sido más bien decepcionante.
The desired effect es más que un guiño al aura que desprende la música de los 80, esa que vio nacer al artista, siendo apreciable el intento de trasladar a sus oyentes a otra década que identifica más a Flowers como músico. Como mayor muestra de ello, ese gran single promocional, Lonely town, el cual - aunque con una inevitable mejor producción- es a todos los efectos, un tema de otra época.
Brandon ha querido cuidar al detalle este corto pero efectivo álbum de sólo diez canciones para hacer de él un proyecto redondo. Y lo ha conseguido. En The desired effect no hay espacio para rellenos (''All killers. No fillers), con letras maduras y espirituales, como en ese tema de apertura, ''Dreams Come true'', en el que habla de la ilusión por el comienzo en la industria con la que siempre había soñado, o ese cuidadísimo Never get you right, sobre la incapacidad de la gente de ver lo genuino de los demás y su intento por cambiar lo que es simplemente diferente (''They'll turn you into something whether you are it or not'').
Y así se va desarrollando éste disco, con guiños a diferentes grupos que han marcado la historia musical (¿Quién más ha revivido a Electric Light Orchestra con ese ''Yesterdaaaay'' en The way it's always been), o I can Change, con elementos de Smalltown Boy, de Bronski Beat o ese roquero tema llenaestadios Diggin' up the heart, respetando siempre un requisito que el cantante y coautor de este repertorio se ha exigido: la coherencia del conjunto. Sólo así podría trasladarnos desde el minuto uno hasta el final a ese pop- rock ochentero, con una rebosante cantidad de sintetizadores en todas las pistas que nos invitan a hacer una escucha más íntima de los temas para descubrir la riqueza de sonidos con los que ha abastecido al album.
Sin embargo, y a pesar de que no hay rellenos en el disco, hay que admitir que las canciones con las que se promocionó el álbum son lo mejor de él (I can Change, el llenaestadios Can't deny my love y Lonely town). Ello nos pone las expectativas tan altas, que temas como Untangled Love, The way it's always been o Dreams come true nos van a saber a poco a pesar de ser buenos temas, lo que nos lleva a pensar que este album podría haber sido mucho mejor de lo que es. Sus singles no son una muestra realista del disco.
No obstante, el conjunto es disfrutable y estamos ante su segundo álbum como solista. La personalidad que desborda el artista y el acierto y cuidado con el que se ha diseñado hacen de este disco uno muy recomendable, un disco que con las escuchas produce en nosostros ese ''efecto deseado'' por Brandon Flowers.
Temas destacados: Can't deny my love, Lonely town, I can Change
Puntuación: 8/10
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